Aunque el Ministerio de Economía ha reaccionado sobre la marcha con el argumento de que destinará fondos suplementarios, la Conferencia Italiana de Rectores se reunió ayer en Roma para analizar la difícil situación que padecen esos centros educativos, sometidos a recortes en el proyecto de las cuentas del Estado para el año que viene.
En concreto, mientras el presupuesto para el año en curso asciende a 6.229 millones de euros, el previsto para 2003 es de 6.030 millones. Esa es la cifra incluida en el proyecto de Presupuestos, que está en la última fase del debate parlamentario y, antes de que se culmine el recorte, la asamblea de rectores optó por anunciar su renuncia. La decisión la hizo pública el presidente de la Conferencia, Piero Tosi, que justificó la inaudita medida por el hecho de que «el país debe ser consciente de la gravedad de la situación».
Todos los responsables universitarios suscribieron un documento por el que hacen saber al Gobierno y al Parlamento la imposibilidad de garantizar para 2003 los servicios esenciales con los recursos previstos en los Presupuestos. La situación es tal que, según Tosi, las universidades «están casi en el colapso y, si no hay un cambio de tendencia por parte del Gobierno, podrán sobrevivir todavía dos o tres años, no más».
La idea de fondo es que «parece estar clara la voluntad de hundir la Universidad italiana, la situación no se puede gestionar», en palabras de Tosi, quien lamentó que «desde hace años sufrimos un recorte de los fondos de financiación ordinaria, pero este año se ha llegado a un punto de ruptura». La consecuencia es que «no es posible hacer previsiones que respeten las necesidades y garanticen el derecho al estudio y la investigación sin los cuales las universidades no tienen sentido».