El Vaticano rechazó ayer parte de las severas medidas aprobadas por los obispos de EEUU para atajar los escándalos de curas pederastas, invocando el respeto a los derechos del hombre y subrayando que no se puede permitir que acusaciones no probadas puedan arruinar la vida de una persona. En esos términos se expresó el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, que manifestó su repulsa por los abusos sexuales a menores por parte de religiosos, a los que llamó «judas» y «delincuentes eclesiásticos», pero invocó la necesidad de garantizar «derechos inalienables» como la buena fama y la presunción de inocencia.
Castrillón Hoyos, que presentó en El Vaticano un documento sobre los sacerdotes, precisó que la Iglesia es inflexible ante casos de abusos sexuales contra menores u otras personas, pero que no puede prescindir de conceptos como la posibilidad de conversión del hombre, el perdón y la misericordia. Según el purpurado colombiano, la Iglesia defiende esos derechos en cuanto que el hombre es hijo de Dios, aunque peque. «Para las acusaciones verdaderas está la ley, pero hasta que no se demuestre lo contrario hay que tener mucho cuidado en no culpar», agregó el cardenal, quien afirmó que existen personas dispuestas a testimoniar en contra por dinero y abogados que buscan ganar dinero con facilidad.
Aunque sin mentar directamente al caso de EEUU, el cardenal manifestó que existe un problema de discrepancia entre la ley universal de la Iglesia y las leyes de los Estados, «que a veces olvidan los derechos del acusado o del condenado». El Vaticano consideró que las medidas aprobadas por los obispos de EEUU para atajar los escándalos de curas pederastas pueden ser «fuente de confusión y ambigüedad» y que, para conciliarlas con el Derecho Canónico, es necesario revisarlas, motivo por el que ha decidido la creación de la comisión mixta.