La Comisión Europea anunció ayer que está formando una coalición de países y regiones con idas afines comprometidos a aumentar el uso de las energías renovables a través de objetivos cuantificados y limitados en el tiempo. La iniciativa fue lanzada en la Cumbre para el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo por la comisaria europea de Medio Ambiente, Margot Wallstrom. Esa coalición se considera como el medio fundamental para aplicar los acuerdos alcanzados ayer en la Cumbre sobre la necesidad de aumentar de forma urgente y sustancial la proporción global de fuentes de energías renovables.
Wallstrom consideró que la «cumbre mundial ha dejado patente que la energía, como el agua, es un punto central de la agenda del desarrollo, pero para que el desarrollo sea sostenible esa energía debe ser limpia». La comisaria indicó que el aumento del uso de energías limpias y renovables multiplicará los beneficios tanto para los países ricos como pobres, gracias a la reducción de las emisiones de gases que están cambiando el clima mundial y a la mejora de la salud de millones de personas en mundo en desarrollo.
Mientras, el primer ministro ruso, Mijaíl Kasiánov, anunció que su país está preparado para ratificar el Protocolo de Kioto para la reducción de los gases que producen el «efecto invernadero». En principio, la ratificación por parte de Rusia, junto a la del Canadá, permitiría la entrada en vigor del pacto, pese a la negativa de EE UU a refrendarlo. «Rusia está lista para ratificar el Protocolo de Kioto», Kasiánov anunció ante una sesión plenaria de a Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.
Agregó que espera conseguir la ratificación para antes de fin de año, al igual que había prometido el lunes, ante el mismo foro, el primer ministro del Canadá, Jean Chretien. El jefe de Gobierno de la China, Zhu Rongji, reveló que su país ya ha hecho la ratificación del Protocolo, y que ésta fue comunicada oficialmente el viernes al secretario general de la ONU, Kofi Annan. La adhesiones de Rusia y del Canadá supondrían la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, cinco años después de que fuera negociado en dicha ciudad japonesa. El pacto prevé, para entre 2008 y 2012, la reducción de las emisiones de «gases invernaderos» por parte de los países industrializados en un 5% con respecto a los niveles de 1990.