El papa Juan Pablo II apareció ayer domingo sonriente y en buen estado de salud para rezar con un grupo de peregrinos en su residencia de verano de Castelgandolfo, al sur de Roma, donde recupera fuerzas después de su periplo por Canadá, Guatemala y México.
Tembloroso pero visiblemente animado, el pontífice, de 82 años, leyó muy lentamente un discurso y permaneció unos 20 minutos con los fieles. Juan Pablo II improvisó algunas bromas en español y polaco y agradeció una por una a las niñas de Castelgandolfo que le regalaron cestas de fruta.
El Papa anunció que consagrará a sus viajes a México y Guatemala la audiencia general del próximo miércoles y recordó su encuentro con los jóvenes en Toronto (Canadá). «A orillas del lago Ontario, tenía la impresión de revivir la experiencia del pueblo de Galilea a orillas del lago Tiberiades, donde Jesús pronunció el discurso de las Bienaventuranzas», comentó.
El sumo pontífice aseguró que Cristo vivió estos preceptos hasta el extremo de dar su propia vida en defensa de la paz y la justicia. «Los jóvenes salieron de Canadá decididos a confiar en Cristo. Un mundo sin Cristo es un mundo que tarde o temprano va a volverse contra el hombre», dijo Juan Pablo II.
El Papa, que puso fin a su periplo el viernes, tomará de nuevo su bastón de peregrino el 16 de agosto, cuando visitará Polonia, su país de origen, donde rezará en el santuario de Kalwaria Zebrzydowska, cerca de Cracovia, y en el cementerio de Rakowicki, donde están enterrados sus padres.