«La solidaridad de Las Palmas de Gran Canaria se ha terminado, llevamos dos años soportando el peso de la inmigración ilegal en Canarias y esta ciudad no admite un solo inmigrante más», aseveró el también presidente del PP canario, quien aseguró haber comunicado esta decisión al delegado del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración, Enrique Fernández Miranda.
Soria agregó que la ciudad sólo cuenta con 154 plazas de acogida inmediata en el único centro de retención de extranjeros que existe, y que, además, los servicios municipales proporcionan a diario comida y ducha a otros 280 inmigrantes más, para los que propuso la puesta en marcha de «un plan urgente de expulsión», en virtud de los acuerdos adoptados en esta materia en la cumbre de Sevilla.
Se refirió al «riesgo de discordia social» que produce la presencia de estos inmigrantes en las calles de la ciudad, fundamentalmente en los alrededores de la zona comercial del parque Santa Catalina, a los que se suman otros 111 indigentes, en su mayoría varones de más de 40 años afectados por enfermedades mentales y adicciones toxicológicas, para los que pidió al Gobierno regional la apertura de un centro especializado.
Asimismo, el dirigente del PP rechazó las acusaciones de «xenofobia» y «autoritarismo» atribuidas a su persona por la oposición municipal, que comparó con las afirmadas por José Luis Rodríguez Zapatero contra Aznar, a quien llamó «lepenista», y consideró que estos grupos, -CC, PSC y Grupo Mixto-, pretenden obtener «un rédito político del deterioro que vive esa zona» de la ciudad.