El secretario general de la ONU, Kofi Annan, inauguró ayer la Cumbre Mundial de la Alimentación en Roma denunciando ante los delegados de 180 países la lentitud de los avances experimentados en la lucha contra el hambre en los últimos años. Como consecuencia, el círculo vicioso de la pobreza y la desnutrición ha colocado a 800 millones de personas en los límites de la supervivencia. «El tiempo de las promesas ya se ha acabado», apuntó.
Annan explicó que el «atroz dolor del hambre» constituye «una de las peores violaciones de la dignidad humana» y que 800 millones de personas "entre ellas 300 millones de niños" la padecen en todo el mundo. La falta de alimentos, junto con las enfermedades y discapacidades que provoca se salda cada día con la muerte de 24.000 personas.
Hace seis años, la anterior Cumbre sobre la Alimentación se comprometió a reducir a la mitad el número de personas hambrientas para el año 2015, hasta 400 millones de personas, un objetivo que está lejos de cumplirse. En este sentido, Annan denunció que los avances ha sido «demasiado lentos» y que, sabiendo que en este «mundo de abundancia» la eliminación del hambre es un objetivo que puede alcanzarse, «el fracaso en lograr este objetivo nos debería llenar de vergüenza».
En su discurso, el director general de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, coincidió en estos planteamientos, denunciando que mientras millones de personas viven bajo «la amenaza de la muerte», «no se han cumplido las promesas y, lo que es peor, los hechos contradicen las palabras». «La voluntad política y los recursos financieros no han estado a la altura de la solidaridad humana», estimó.