La Iglesia de EE UU debe afrontar abiertamente la crisis por las denuncias de abuso sexual de menores, reconoció ayer el obispo William Lori, quien envió al psiquiátrico a un cura que se suicidó tras numerosas denuncias. Para el obispo de Bridgeport (Connecticut), el suicidio de Alfred J. Bietighofer es una «clara» señal de que la Iglesia debe encarar el problema de los sacerdotes pederastas de forma «directa».
«La mera tristeza que vivimos estos días nos enseña que no podemos desviarnos del camino para enfrentar la crisis que afecta a la Iglesia con honestidad, vigor, fe y compasión», dijo. El suicidio de Bietighofer "el segundo en pocas semanas de un cura acusado de pederastia" se produjo un día después del tiroteo contra otro sacerdote por parte de su víctima.
La policía de Prince George, un suburbio de Washington, encontró el cadáver de Bietighofer en una habitación de St. Luke Institute, donde debía someterse a una evaluación psiquiátrica, tras ser acusado de abusar sexualmente de dos jóvenes en las décadas de los años 70 y 80.