Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que tenían cercada la masía Can Masdeu desde el pasado martes abandonaron ayer el edificio ocupado a última hora de la tarde y, simultáneamente, los seis jóvenes descendieron y los «okupas» y simpatizantes que permanecían concentrados en los alrededores volvieron a entrar en la casa.
La policía abandonó la antigua leprosería poco después de las 20'00 horas, tras recibir el auto del titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona que deja «sin efecto» la orden de desalojo firmada por este mismo juzgado. Los seis jóvenes que permanecían colgados de la fachada desde el pasado martes descendieron tras comprobar que la policía se alejaba y fueron recibidos con besos y abrazos por sus amigos y compañeros.
«Se encuentran bien, sólo están un poco mareados por tanta gente y necesitan comer y descansar», dijo un portavoz del movimiento «okupa». «Esto es un éxito sin precedentes», añadió el citado portavoz, una de las treinta personas que habitan en Can Masdeu desde la pasada Navidad. El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona ha anulado la orden de desalojo que pesaba sobre la masía Can Masdeu tras recibir el informe del médico forense que ayer tarde visitó a los seis «okupas» que estaban colgados.
Según el informe del forense, los seis jóvenes sufren «afectación de las constantes vitales» y «tres de ellos tienen síntomas de hipotermia, estado que puede agravarse rápida y progresivamente por las condiciones climatológicas», ya que están a la intemperie, bajo la lluvia. El citado informe considera «imperativo» que los seis «okupas» reciban «nutrición» y «tratamiento médico», por lo que el juez ha dictaminado que quede «sin efecto» la orden de desalojo y que «una unidad de asistencia médica» permanezca en la masía para que los jóvenes dispongan de una primera asistencia médica urgente. Uno de los seis jóvenes que permanecieron colgados explicó que en alguna ocasión pudieron descolgarse de los arneses e introducirse en la masía para buscar comida.
Àlvaro, el joven que explicó cómo pudieron burlar la vigilancia policial para coger víveres, aseguró que «físicamente» el momento más duro fue cuando empezó a llover «porque hacía mucho frío». No obstante, el joven explicó que «psicológicamente» el «peor momento» fue cuando vio las cargas policiales porque lo que intentaban era «una resistencia pacífica». Por otra parte, los simpatizantes del movimiento 'okupa' que han permanecido junto a la masía, estos casi tres días, han iniciado una fiesta en el interior de la misma para celebrar el cese del desalojo.