Un grupo de seis activistas de Greenpeace permaneció encaramado durante más de cinco horas a la cúpula de la central nuclear «José Cabrera» de Almonacid de Zorita, que tras el incidente parará «un par de días» hasta comprobar que puede operar con todas las garantías de seguridad. Sobre las siete de la mañana de ayer más de una veintena de ecologistas de Greenpeace se personaron en los accesos de la central y mientras la mayoría de ellos se encadenaron a la verja de entrada, otros seis escalaban la cúpula de la planta, a unos treinta metros de altura. En lo alto de edificio desplegaron una gran pancarta con el lema «Zorita, cierre ya», petición que hacen al considerar que la planta es obsoleta (es la más antigua de España y lleva funcionando 34 años) tiene «graves problemas de seguridad y está funcionando con la connivencia y permisividad» del CSN, según los ecologistas.
Según explicó el responsable de la Campaña Nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, cuando llegaron a la central tan sólo se encontraron con un vigilante privado que efectuó un disparo al aire cuando los escaladores procedían a saltar la valla, por lo que cuestionó las medidas de seguridad anunciadas por el CSN tras los atentados del 11S. Tras este incidente, el CSN activó su plan de emergencias en modo 1 (el más bajo), coordinando con el plan de emergencias de la propia central nuclear (modo tres, también el más bajo) y se procederá a efectuar una parada y permanecerá inactiva «un par de días, hasta que el CSN compruebe que puede funcionar con todas las garantías de seguridad, dijo el consejero del CSN, José Angel Azuara.
Sobre las 12:30 horas, los escaladores de Greenpeace depusieron su actitud tras la petición que les hizo la Guardia Civil, a quienes, a su vez, los ecologistas pidieron protección por temor a ser agredidos por un grupo de trabajadores que les esperaba en «actitud amenazante», explicó Carlos Bravo. Seguidamente, los seis activistas fueron trasladados en un hasta el Contador de Radiactividad Corporal que la «José Cabrera» tiene junto al embalse de Bolarque, por si se hubieran contaminado de radiactividad, lo que no ocurrió. Los ecologistas, que no estuvieron detenidos en ningún momento, fueron informados por la Guardia Civil de la existencia de una demanda, por coacciones, por parte de la dirección de la central y remitida al juzgado de guardia de Guadalajara. El cierre de Zorita también ha sido solicitado, por el Gobierno de Castilla-La Mancha.