El Papa concluyó la Semana Santa asistiendo a todos los ritos y oficiando la Vigilia Pascual y la Misa de Resurrección, pese a la artrosis que sufre en la rodilla, que según algunos medios puede llevarle la semana próxima al quirófano, lo que han desmentido fuentes vaticanas.
Aunque logró imponerse con gran esfuerzo a la enfermedad, en muchos momentos se le vio afectado, señal de que la artrosis que padece desde hace dos meses no le da tregua. El Pontífice está siendo tratado con antiinflamatorios y debe observar reposo parcial, aunque no lo hace. En el Vaticano se espera que la medicación haga efecto y en fechas próximas esté recuperado.
Sin embargo, el diario romano «Il Messaggero» publicó ayer que Juan Pablo II será sometido a una operación en la rodilla derecha la semana próxima y ya se ha preparado una zona para acoger al Pontífice.
Siempre según esa versión, la operación será efectuada por el jefe de ortopedia de ese centro sanitario, Alfredo Carfagni, y se llevará a cabo con anestesia local.
Fuentes vaticanas se apresuraron a desmentir «categóricamente» la inmediata operación, afirmando que todo era inventado, que los médicos esperan que los antiinflamatorios den resultado, que no está previsto echar mano de la cirugía para curar la artrosis y que hasta la elección de ese centro para eventuales hospitalizaciones era falsa.
Fuentes de los médicos y sanitarios que le atienden aseguraron que el Papa no necesita ni una intervención ligera para la rodilla derecha ni otra para el fémur.