La Autoridad británica para la Fertilización Humana y la Embriología (HFEA), organismo encargado de supervisar lo relacionado con la fertilización artificial en el Reino Unido, ha concedido esas licencias al Centro para la Investigación del Genoma en Edimburgo (Escocia) y al Guy's Hospital de la capital londinense. Sin embargo, ninguno de los dos equipos de científicos producirá embriones mediante el proceso utilizado para clonar a la oveja «Dolly» en el año 1997, la transferencia de núcleo celular. Los expertos producirán «series» de células madre "aquellas con capacidad para formar cualquier tipo de tejido humano" a partir de embriones excedentes de tratamientos de fertilización «in vitro».
El proyecto del Centro para la Investigación del Genoma de la capital escocesa pretende investigar el desarrollo del embrión y elaborar nuevos tratamientos para enfermedades hasta ahora incurables, como el mal de Parkinson. Por su parte, el Guy's Hospital quiere descubrir nuevos compuestos contra la infertilidad y los abortos espontáneos. Un portavoz de la HFEA indicó que las licencias se concedieron tras «un cuidadoso estudio de los aspectos científicos, médicos y éticos de las solicitudes». Para la concesión de los permisos, la HFEA impuso una serie de medidas que los laboratorios científicos tendrán que aplicar mientras se efectúe el proyecto.
Un comité de la Cámara de los Lores aprobó el miércoles la clonación de embriones con fines terapéuticos, para permitir la investigación sobre las células madre y cuyo uso puede conducir a tratamientos para enfermedades incurables. En todo caso, los lores puntualizaron que la clonación de embriones deberá reducirse al mínimo estrictamente imprescindible. El Gobierno británico ya aprobó el año pasado una ley que permite a los científicos clonar embriones humanos para desarrollar tejidos útiles en el trasplante de órganos, pero la ley no se había aplicado todavía, pendiente del dictamen igualmente de la Cámara de los Lores.
Asimismo, la legislación británica sí que prohíbe toda clonación de embriones dirigida a la reproducción «en serie» de seres humanos. Aunque la comunidad científica británica ha aplaudido esta nueva legislación porque significa un paso hacia adelante en la investigación, los grupos 'pro-vida' consideran que este proyecto va en contra de la naturaleza y que no es ni ético ni moral.