SAN FRANCISCO. EFE.
Un estudio confirma lo que sospechan muchos usuarios: el correo
electrónico nunca podrá sustituir al teléfono, mucho menos a la
comunicación cara a cara, y además origina conflictos cuando se usa
en exceso. La mayoría de los usuarios ha sufrido alguna vez en
carne propia malentendidos por culpa del correo electrónico, como
enviar un mensaje comprometedor al destinatario equivocado, o
escribir una nota a toda velocidad sobre un tema espinoso y darse
cuenta, cuando ya es demasiado tarde, de que el tono no era el
apropiado. Entre otras cosas, el correo electrónico es gratis y
cómodo, dos ingredientes de mucho peso que ya de por sí lo
convierten en el medio preferido de muchas personas, sobre todo las
jóvenes, entre quienes su uso ha crecido a velocidades supersónicas
en muy poco tiempo. Según el Pew Internet & American Project,
un instituto que estudia los hábitos de los estadounidenses frente
al ordenador, el 55 por ciento de los adultos de este país utiliza
regularmente el correo electrónico, lo que supone un crecimiento
del 35 por ciento con respecto al año 1998. Los ataques terroristas
del 11 de septiembre en Nueva York y Washington no hicieron sino
incrementar la utilización de este medio, dando lugar a una nueva
categoría de correos popularmente denominada como «Me importas».
Esto es, correos que se enviaron o recibieron para saber si los
amigos o familiares se encontraban bien, para apoyar a las víctimas
o conocidos de las víctimas, o para conectar con antiguos amigos a
los que se perdió hace tiempo la pista.
Intenet
En el correo electrónico también se producen interferencias