Las autoridades alimentarias belgas han descubierto una nueva contaminación de pollos con dioxina, una partida de los cuales fueron comercializados. La Agencia federal belga de la Seguridad alimentaria confirmó ayer que una partida de los pollos contaminados fue puesta a la venta, aunque sostuvo que el riesgo para la salud humana sería «mínimo».
La contaminación se produjo a través de un preparado destinado a la alimentación de pollos, elaborado en una fábrica de la localidad de Roulers, y afectó a dos lotes distribuidos en varias granjas. Tras las pruebas realizadas se ha constatado que el nivel de contaminación «es superior al normal», pero no representaría un peligro para la salud. Solo cinco de las dieciocho granjas de pollos que utilizaron ese alimento habrían registrado niveles de contaminación.