Un tribunal islámico de Sokoto, norte de Nigeria, declaró inocente a una mujer de 28 años que estaba acusada de adulterio. El fallo del tribunal evitó que muriera lapidada. El juez alegó que la mujer, Hafsatu, debía ser liberada porque los testimonios en su contra eran contradictorios.
Otra mujer, Safiya Hussaini, fue condenada el 9 de octubre de 2001 por un tribunal de la 'sharia' a morir lapidada por quedarse embarazada después de su divorcio. La mujer, que alegó que había sido violada, fue sentenciada por adulterio y condenada a causa de su embarazo, considerado prueba del delito. La pena dispuesta por el tribunal, muerte por lapidación, es la estipulada si la persona se encontraba casada en el momento del delito.