Tras siete días de convivencia del euro y la peseta, la antigua moneda española es la unidad de cambio en sólo el 19 por ciento de las compras, es decir, en una de cada cinco transacciones, mientras que en el 11% se sigue produciendo el pago mixto. La experiencia de los primeros días del euro no ha podido saldarse de manera más satisfactoria, según las mismas fuentes, ante el «notable interés» que han mostrado los ciudadanos, que han demostrado un «elevado nivel de preparación».
Asimismo, se destaca el esfuerzo que ha efectuado el sector financiero, el comercio minorista y la gran distribución en la introducción de la nueva moneda, que se ha hecho con paso «firme y sostenido». Así lo prueba el hecho de que los pagos en efectivo en euros hayan pasado del 17% el 2 de enero al 70% al término de la primera semana, mientras que el uso de la peseta ha pasado en este periodo del 66 al 19%. El uso de la tarjeta, en contra de lo que se esperaba, no se ha visto modificado por la llegada del euro, ya que los porcentajes de utilización son similares al mismo periodo del año anterior.
En contra de lo que se pensaba, ha sido la banca a través de la ventanilla, y no el cajero automático, la principal vía de suministro de euros, con el 56 por ciento, frente al 18 por ciento de los cajeros y el 20 por ciento de los comercios. Este hecho explicaría la largas colas tanto en los bancos como en los comercios, en éstos últimos ante la falta de costumbre en el uso de la nueva moneda.
El euro no tiene ni un respiro. Ante la masiva demanda de liquidez que se ha producido con la puesta en circulación de la nueva moneda comunitaria, el Banco Central Europeo emitirá de nuevo más monedas y billetas. Respecto a si la nueva moneda provoca alergia, la Comisión Europea señaló ayer que carecía de datos sobre posibles casos de reacciones alérgicas como consecuencia del manejo de algunas de las monedas del euro por su contenido en níquel.
Ninguno de los Estados miembros ha comunicado a Bruselas hasta ahora la existencia de casos de alergia supuestamente causada por el contenido en ese metal de las monedas de 1 y 2 euros. La Real Casa de la Moneda explicó por su parte que el contenido de níquel es bastante inferior al de las anteriores piezas en pesetas, con las que no se tuvieron noticias de reacciones alérgicas. El Hospital Valle Hebrón de Barcelona informó el miércoles de que había atendido a una veintena de personas a causa de picores provocados por la alergia al níquel.