La cuesta de enero, que con tanto esfuerzo escalan los españoles tras el derroche navideño, tiene un obstáculo añadido: las rebajas, una excusa para seguir consumiendo después de las fiestas, aunque este año se enfrentan a una dura prueba, y es que las del 2002 serán el «conejito de indias» del pago en euros.
El reto de la moneda única es una barrera que los consumidores abordarán con cierto recelo "sobre todo por temor al redondeo al alza" pero con curiosidad, por lo que las asociaciones de consumidores y las de comerciantes esperan que las rebajas de este año apenas noten menor afluencia de compradores.
Según la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), aunque este año podría darse una ligera contención del gasto, los comercios esperan pocos cambios y los compradores se decantarán por sus compras habituales: ropa y calzado "el 60 por ciento de las adquisiciones", complementos "el 15 por ciento" o muebles y electrodomésticos "el 12 por ciento". Sin embargo, Miguel Angel Fraile, portavoz de la Confederación Española del Comercio, estima que «este año la facturación en rebajas va a aumentar un cuatro por ciento respecto al año pasado».