Esta vez el miedo a los desconocido se disipó rápidamente. La «primera vez» de los mahoneses con la nueva divisa europea se superó con un éxito notable. La desconfianza instintiva a la hora de examinar los cambios en euros que los comercios adscritos al código de buenas prácticas tenían el compromiso de dar se superó echando un vistazo a las calculadoras de bolsillo y tarjetas de equivalencia. «Trob que as final ho aclarirem», comentaba una señora después de haber hecho su primera eurocompra en el Mercat des Peix. Esta frase es, posiblemente, la que mejor refleja el sentir mayoritario pulsado ayer en los comercios, aunque el pago en pesetas mantuvo su hegemonía.
La bienvenida a los primeros clientes del año venía precedida de una pregunta inevitable: «¿Va usted a pagar en euros o en pesetas?». La mayoría, al menos tres cuartas partes, optó por lo segundo. El resto se dividía entre aquellos que se paseaban con los nuevos billetes recién salidos del banco y quienes se escondían tras el pago con tarjeta para no complicarse la vida. En cualquier caso, los que abonaron el importe de sus compras en metálico tuvieron que aceptar disciplinadamente las vueltas ofrecidas sólo en euros. Y es que tarde o temprano habrá que coger el toro por los cuernos. Sólo a medida que pasaban las horas las reservas de la nueva moneda empezaron a agotarse.
El cierre de los bancos por la tarde motivó algunas quejas. Fueron, a decir de todos, las horas más complicadas. Los hubo que pretendían pagar sus compras mitad con euros y el resto en pesetas. No es de extrañar que a más de un dependiente le echara humo la cabeza. La consigna entre los clientes era clara: «Quiero sacarme las pesetas de encima cuando antes». La autoridad monetaria había hecho circular sus consejos en esta línea y, de hecho, en países como Alemania se ha optado por suprimir este paso intermedio y el cambio a la nueva divisa se ha hecho de golpe para no sumir a todo un país en el caos por culpa de la conversión. Los mahoneses se dieron cuenta ayer de la cantidad de veces al día que hay que echar mano de la cartera y consumir. Se estima que en quince días podrá recuperarse la normalidad.
Lo que no trascendió, en cambio, fueron las quejas relacionadas por el redondeo de precios. La ilusión por comprar "que se convirtió en fiebre en el caso de algunos niños" hizo que pasara desapercibido el sustancial aumento que han experimentado, por ejemplo, las tarifas de la zona azul en Maó para los estacionamientos breves, los que más demanda tienen. Los grupos sociales que presumiblemente lo tendrán más difícil para superar con éxito la transición hacia el euro son las personas de edad avanzada y los que sufren de deficiencias visuales. En el primer caso, el Consell de Menorca y el Centre Balears Europa han llevado en los últimos meses campañas de divulgación específicas y en el segunda ha sido la ONCE el organismo encargado de allanar el camino.