El secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoció ayer al aceptar el premio Nobel de la Paz que el mundo «ha entrado en el siglo XXI por un portal de fuego», pero se mostró confiado en superar esta situación mediante el diálogo y la preocupación por el individuo.
«Hemos entrado en el siglo XXI por un portal de fuego», dijo en una metafórica referencia a los atentados del 11 de septiembre, que han ensombrecido el centenario del Premio Nobel que se celebra en Oslo y han forzado a tomar enormes medidas de seguridad. Annan añadió que aquel acontecimiento, del que fueron víctimas gentes de muchos pueblos, géneros y condiciones, debe «hacernos ver que la humanidad es indivisible» y las personas vulnerables a los mismos males.
Los atentados contra EE UU han dejado claro que «la paz no es propiedad de los estados o de pueblos, sino de cada uno de los miembros de una comunidad», explicó. «La soberanía de los estados no puede utilizarse como excusa para la violación de los derechos humanos», apuntó a continuación, para añadir que «un genocidio empieza con el asesinato de un solo individuo a quien matan no por lo que haya hecho, sino por lo que es».
Annan, que citó párrafos de la Biblia, el Corán y el Talmud, abrió su discurso con el ejemplo de una niña afgana recién nacida, a la que su madre cubre de mimos como cualquier otra madre del mundo, con la diferencia de que probablemente no cumplirá los cinco años.
La Organización que dirige, y que comparte con Annan el premio otorgado, tiene tres prioridades: «erradicar la pobreza, prevenir los conflictos y promover la democracia».