La Justicia británica autorizó ayer a una mujer que se encuentra paralítica por una enfermedad degenerativa nerviosa incurable a apelar la sentencia que le negaba el derecho a suicidarse con la ayuda de su marido. Diane Pretty, de 42 años, quiere asegurarse de que la Justicia no actuará contra su marido, con el que se casó hace 25 años, si éste la ayuda a poner fin a su vida, dado que ella sola no puede.
El 18 de octubre, el Alto Tribunal de Londres rechazó su petición en ese sentido, invocando la Ley sobre el Suicidio (Suicide Act) de 1961, que prevé acciones penales en caso de que se ayude a cometer suicidio. Los abogados de Diane Pretty consideraron estas disposiciones contrarias a la Convención Europea de Derechos Humanos. «Un asesinato deliberado, incluso con el consentimiento y en un contexto penoso, sigue siendo un asesinato», indicó el juez al hacer pública la sentencia.
El Alto Tribunal había rechazado también a Petty, que se mueve en silla de ruedas y no puede expresarse claramente, el derecho a recurrir el juicio. Pero un artificio jurídico le ha permitido recurrir ante la Cámara de los Lores, la más alta instancia judicial del país. Los Lores le dieron ayer la razón y por ello en unas dos semanas tendrá lugar una audiencia sobre su caso. Los hijos del matrimonio, de 24 y 22 años, apoyan totalmente la decisión de su madre.