La entrada en vigor de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo fue festejada en toda Alemania como una victoria hacia la plena igualdad de los homosexuales, por encima de los obstáculos que permanecen en los estados conservadores, defensores del modelo tradicional de familia. Gudrun y Angelika, dos mujeres de 36 años, se convirtieron en la primera pareja homosexual que pronunció el tradicional «sí quiero», en el Ayuntamiento del barrio berlinés de Schoeneberg.
Vestidas de rigurosa etiqueta "de frac negro", su respuesta afirmativa a la pregunta de «¿Estáis dispuestas a mantener los términos con que quedáis inscritas como pareja?» marcó un hito en las aspiraciones de los gays alemanes.
Poco después, otras quince parejas de hombres o mujeres celebraron una ceremonia colectiva en Hamburgo, deseosas también de estar entre los primeros centenares de gays y lesbianas que han logrado convertirse en «pareja de hecho».
La ley para la equiparación legal de los homosexuales entró en vigor ayer y abrió la puerta a quedar inscritos en el registro civil como pareja, con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales en asuntos como herencia, inquilinato, manutención o tutela de los hijos.