Los desembarcos de inmigrantes ilegales continuaron ayer en el sur de Italia, mientras se reforzaba la vigilancia tras la llegada el domingo a la región de Apulia (en el tacón de la bota) de un viejo carguero con mas de medio millar de personas a bordo, muchas de ellas mujeres y niños.
La Guardia de Finanzas, que hace funciones de policía de fronteras, localizó cerca de Siracusa, en la costa oriental de Sicilia, un pesquero con 34 inmigrantes, todos ellos varones jóvenes de nacionalidad ceilandesa. El grupo, entre el que ya no se encontraban los tripulantes cuando la nave embarrancó cerca de la playa, había partido del Mar Negro, según las características del barco y los instrumentos de navegación, con las inscripciones escritas en caracteres cirílicos. En otras ocasiones ya se había detectado la llegada a estas costas de Siracusa de inmigrantes ilegales en embarcaciones de la antigua Unión Soviética, en la mayoría de los casos tras recalar en la isla de Malta.
La guardia costera italiana estrechó ayer la vigilancia en aguas del mar Adriático para disuadir de posibles nuevos desembarcos masivos como el registrado el domingo, cuando tuvo que ser remolcado al puerto de Gallipoli (sur) un viejo carguero destinado al desguace con 562 inmigrantes ilegales a bordo. Para que no cunda el ejemplo, las autoridades estudian una salida, «sin mas concesiones que las estrictamente previstas en la ley», según un portavoz del Ministerio del Interior.