El presidente del Comité de Jefes de Servicios Médicos Militares de la OTAN (COMEDS), el general belga Roger van Hoof, pidió ayer a los Gobiernos nacionales que realicen más estudios sobre el estado de salud de las tropas destinadas a los Balcanes ya que, aunque no se ha encontrado una relación entre el uso de uranio empobrecido y los casos de leucemia, la Alianza considera que deben atenderse las preocupaciones sobre la salud de los soldados.
Van Hoof dio cuenta ayer de la reunión del COMEDS, insistiendo en que «no puede identificarse una relación causal entre el uranio empobrecido y las quejas y enfermedades de los soldados», no sólo con la aparición de leucemias. «Sin embargo, hay personal militar que está informando de síntomas diversos y, aunque no estén vinculados al uranio, deben hacerse más estudios científicos», añadió.
Por su parte, el coronel estadounidense David Lam insistió en los bajos riesgos para la salud que supone la exposición al uranio empobrecido, e hizo una comparación con el consumo de tabaco. Según dijo, sostener una munición de uranio empobrecido de 30 milímetros cerca del cuerpo durante una hora supone una radiación menor de 0'1 milirem, mientras que una persona que fume dos cigarrillos al día durante un año recibe 125 milirem por cigarrillo y día.