La infanta Cristina abandonó ayer a las 15.30 horas la clínica Teknon de Barcelona, donde el pasado miércoles por la noche dio a luz a su segundo hijo, Pablo Nicolás, un bebé rubio y de ojos azules que pesó al nacer 3'800 gramos y que es el cuarto nieto de los Reyes de España.
La reina Sofía, que ha permanecido con su hija en la clínica desde que nació Pablo Nicolás, afirmó a la salida del centro sanitario que «toda la familia está encantada» con el pequeño Pablo Nicolás y que su nieto Juan Valentín juega con su hermano «como si fuera un muñeco». Vestida con un pantalón negro y una americana roja a rayas negras, doña Sofía aseguró que los dos hijos de la infanta Cristina se parecen «pero son distintos» y que, por el momento, no se sabe quiénes serán los padrinos de Pablo Nicolás, ya que «eso lo tienen que decir los padres», afirmó.
Por su parte, la infanta Cristina, que llevaba a su hijo pequeño envuelto en una toquilla de color claro, indicó a los periodistas congregados a las puertas de la clínica que se encontraba «muy bien y contenta» y que sus dos hijos «se parecen en lo rubio» pero que cada uno «desarrolla su propia personalidad». La Infanta, que tenía muy buen aspecto y vestía un pantalón y chaleco negros y un jersey blanco, indicó que había elegido el nombre de Pablo para su segundo hijo varón porque «es un nombre que siempre me ha gustado» y porque «era el de mi abuelo», el padre de la reina Sofía, el fallecido rey Pablo de Grecia.
El marido de la Infanta, Iñaki Urdangarín, que llevaba en brazos a su hijo mayor, Juan Valentín, contestó con un «vamos a dar tiempo a las cosas» a la pregunta de cuando se animarían la Infanta y él a tener una hija. La reina Sofía y los duques de Palma con sus dos hijos abandonaron el centro médico acompañados por los padres de Iñaki Urdangarín, Juan María y Claire, que visitaron en repetidas ocasiones a sus hijos y nietos desde que el pasado miércoles la infanta Cristina dio a luz a Pablo Nicolás.