El papa Juan Pablo II pidió ayer que la ampliación de la Unión Europea sea «lo más vasta posible» y se consolide sin exclusiones, durante una audiencia privada en el Vaticano con los presidentes de los parlamentos de los quince países miembros. Los presidentes de las Cámaras legislativas nacionales participan desde el pasado viernes en Roma, junto a la presidenta del Parlamento europeo, Nicole Fontaine, en una conferencia para debatir su papel en el proceso de reforma comunitario.
En su alocución, Juan Pablo II alabó el proceso de unión europea, abogó por su consolidación y expresó su deseo de que pueda conocer un nuevo auge de los valores de humanidad. «Que la Unión Europea "dijo el Pontífice" pueda obtener el consenso necesario para inscribir entre sus ideales mas altos la tutela de la vida, el respeto de los demás, el servicio recíproco y una fraternidad sin exclusiones». Tras congratularse por la decisión de la UE de abrirse a la incorporación de nuevos socios, el Pontífice dijo que «más allá de cada sistema, la UE debe abrirse a otros Estados del continente que desean colaborar con ella, de modo que llegue a ser lo más amplia posible».
Juan Pablo II subrayó que la UE «ha desarrollado ya instituciones comunes, en particular un sistema de contrapesos de los poderes de control, que son una garantía para la democracia». «Ha llegado probablemente la hora "añadió" de hacer un balance de lo conseguido en una estructura conjunta simplificada y más vigorosa, capaz de encontrar la fórmula justa para satisfacer las aspiraciones de sus ciudadanos y asegurar el servicio al bien común». Al bien común y a la doctrina de la Iglesia se refirió el Papa Wojtyla, que citó la encíclica de su predecesor Pío XI «Quadragesimo Anno» para ilustrar lo que definió como principal reto del proceso de convergencia europea.