Tras su intervención, Celia Villalobos reconoció en declaraciones a los medios que hubo un «error de organización» del equipo que determina el alcance de las urgencias en este centro.
«Ha habido un error de organización de la propia estructura del hospital, pero no se ha producido ningún tipo de negligencia», subrayó. Este «error», explicó, radica en que el Hospital Comarcal de Melilla, como la mayoría de los centros de sus características, carece de una unidad y personal especializado en analizar el grado de las urgencias que llegan al centro para dar prioridad así a los casos de mayor gravedad.
Por otra parte, la ministra afirmó desconocer el momento exacto y las causas del fallecimiento del bebé, puesto que el juez instructor no ha considerado oportuno conceder al Insalud la posibilidad de realizar una autopsia al bebé. Si bien recordó que existe un procedimiento judicial abierto. El informe, realizado por un inspector del Insalud enviado a esta ciudad autónoma para esclarecer el suceso, fue concluido tras tomar declaración a algunos testigos, personal sanitario del centro, auxiliares administrativos y los familiares, salvo el tío del bebé fallecido que no pudo ser localizado. Según este informe, en el momento en el que se produjo el fallecimiento del bebé, el 40 por ciento de las 24 personas que estaban en Urgencias eran ciudadanos marroquíes, «con el problema añadido que son personas con una cultura sanitaria diferente».
«A ninguna persona que viva en España se le ocurre llevar al hospital, envuelto en una manta, a un niño con mucha fiebre, sin que se le vea la cara, porque sabe que eso hace que le suba la fiebre más», valoró la ministra haciendo referencia al caso sucedido en el centro melillense.
Otra circunstancia «que agravó la situación» fue el hecho de que los familiares del bebé no sabían hablar español, por lo que no pudieron expresar a la persona responsable de atender las admisiones de Urgencias el problema de su hija. «Lo único que dijo fue: 'mi niña fiebre'», destacó la ministra de Sanidad.