El desfile comenzó a las nueve de la mañana en la plaza Àrbol de Guernica y, tras llegar a la plaza de Armas, donde debía sumarse la agrupación Jaizkibel, centenares de partidarios del alarde tradicional se sentaron en plena calle y algunos se abalanzaron sobre los agentes para impedir que éstos abrieran paso a la compañía mixta.
Después de algunos forcejeos y de efectuar 22 detenciones, la policía vasca se retiró de la zona, y a las 10'50 horas se reinició la marcha, en la que participaron 21 batallones, cada uno con su cantinera, que es la única presencia femenina de este desfile con el que los hondarribitarras celebran su victoria sobre los francesas en 1638.
Los integrantes de la compañía mixta continuaron concentrados en el mismo lugar tocando los pífanos y tambores tras una barrera policial y, después de un intento «simbólico» de incorporarse a la marcha, optaron por retirarse, y se dirigieron al monte Guadalupe para participar en la tradicional romería. Sin embargo, en este lugar volvió a repetirse la misma escena de la mañana, que se saldó con otros 18 nuevos arrestos y la imposibilidad de la compañía mixta de sumarse a la popular fiesta.
Isabel Alcain, capitana de Jaizkibel, aseguró que sentían «impotencia y frustración» por no haber podido conseguir su propósito. En su opinión, sí habría sido posible cumplir la resolución del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que el jueves ratificó la decisión del departamento vasco de Interior de que fuera la agrupación mixta la que encabezara el desfile.
La Ertzaintza detuvo a un total de 41 personas durante estos incidentes. El departamento vasco de Interior precisó que en las próximas horas serían puestos en libertad. La consejería dirigida por Javier Balza explicó asimismo que «cualquier intento de incorporar por la fuerza a la compañía Jaizkibel» al alarde «hubiera tenido unas consecuencias imprevisibles y desproporcionadas».