El papa Juan Pablo II puso de nuevo en práctica, este fin de semana, el llamado «método wojtyliano» de diálogo con los jóvenes. «Seguid sin medias tintas el mensaje cristiano, aunque sea impopular, no confiéis en la vida fácil, caminad en la dirección de la justicia», pidió el Papa Wojtyla, durante la Homilía de la Misa de Clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, oficiada ayer en Tor Vergata.
«Los jóvenes son el futuro de la Iglesia. En la época de las decisiones, la palabra importante es la de Cristo», aseguró Karol Wojtyla. Juan Pablo II utilizó palabras duras para hacer reflexionar a los dos millones de peregrinos que le escuchaban entusiasmados, a pesar de las pocas horas de sueño de la noche anterior. El Papa recurrió a los interrogantes, planteó a los peregrinos las mismas preguntas que hacía Jesús a sus discípulos: «Quién creéis que soy yo?, «A quién seguir?, ¿A quién dirigir la vida?». Las respuestas, según el Pontífice, están en Jesucristo, «que está presente en esta Eucaristía, que nos da todo porque nos ama. Nos ama en todas las manifestaciones de la vida cotidiana, nos ama cuando llena de frescura nuestra vida y cuando nos acompaña en los momentos de dolor y de sufrimiento».
El Papa también subrayó la importancia de la Iglesia en el nuevo proceso de Evangelización y pidió a los peregrinos que sienten la llamada de Cristo, que den un respuesta afirmativa, «sin dejarse llevar por el miedo». La Homilía del Santo Padre fue acogida por clamorosos aplausos y emocionados gritos de ovación. Juan Pablo II llegó a Tor Vergata por la mañana y atravesó de nuevo las 300 hectáreas del Campus Universitario en el Papamóvil. Tras reunirse con el Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, dio comienzo la Eucaristía, en la que predominaron las manifestaciones simbólicas y de expresión corporal, en honor de los jóvenes africanos y latinoamericanos, continentes en los que este tipo de ritos son muy frecuentes y apreciados.