Precedidos por la «Cruz de los Jóvenes», centenares de miles de muchachos, los conocidos como «papa-boys», comenzaron a llegar ayer a pie a Tor Vergata, a 12 kilómetros de Roma, para participar anoche en una vigilia con el Papa y hoy en la misa a la que se espera asistan dos millones de personas.
Desafiando el fuerte calor reinante en la Ciudad Eterna los «chicos del Papa», procedentes de 160 países, mochila al hombro y banderas de su país en la mano, se pusieron en marcha a primeras horas de ayer, después de que anteanoche una avanzadilla trasladara a la inmensa explanada del campus universitario de Tor Vergata la cruz de madera que simboliza la Jornada Mundial de la Juventud. Esta cruz fue entregada por Juan Pablo II en Roma, en 1984, a los jóvenes para que la llevasen por todos los rincones del mundo. Ahora ha vuelto a la Ciudad Eterna para esta XV Jornada después de presidir los encuentros de Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (España, 1989), Czestochowa (Polonia, 1991), Denver (EEUU, 1993), Manila (1995) y París (1997). La cruz fue llevada en la noche del viernes en procesión en el Vía Crucis celebrado en el Coliseo romano, el lugar que simboliza el sufrimiento de los primeros cristianos.
En Tor Vergata todo está preparado para acoger a los jóvenes y al anciano Pontífice, que permanecerá con los muchachos más de tres horas, en un encuentro que la prensa local ha bautizado ya como el «Wooddstock (el festival de rock) del Papa».