La Comisión Europea reconoció ayer los problemas ecológicos planteados por la producción, uso y eliminación del PVC (policloruro de vinilo), empleado en la construcción, el embalaje o la industria del automóvil.
El Ejecutivo comunitario abrió ayer un período de consultas que aprovechará para decidir en el futuro si aprueba leyes específicas para controlar el uso del PVC en la Unión Europea (UE), mientras que las organizaciones ecologistas abogan por la prohibición total.
El «libro verde» aprobado por Bruselas constata que el PVC es uno de los plásticos más utilizados, que su producción alcanzó en la UE los 5'5 millones de toneladas en 1998 y que los desechos de ese material aumentarán un 80 por ciento en los próximos veinte años.