El coronel mallorquín Fulgencio Coll, el jefe de dicha unidad, aseguró que son muchas las vivencias que han tenido y que la presión a la que estaban sometidos su hombres era enorme, aunque los resultados de la misión han sido muy positivos.
En el hospital de campaña montado por los soldados españoles, que ha quedado en manos de Médicos Mundi, murieron unas 30 personas, por de las casi 7.000 que recibieron atención en él. «En el hospital se les morían los niños, porque venían muy mal, desnutridos, con malaria, y no sólo con una enfermedad, sino con múltiples enfermedades acumuladas», aseguró.
Coll afirmó que no se puede hablar de epidemias, puesto que los casos detectados en Maputo ya han sido controlados, aunque sí se dan numerosas personas con problemas gástricos, que seguirán siendo atendidos en el hospital, puesto que «no hemos dejado un vacío».
El coronel mallorquín Fulgencio Coll reconoció que la presión psicológica que sufrieron los hombres de su unidad fue «muy fuerte», ya que «no estaban acostumbrados a tanta desgracia y a tantos muertos».
Los 147 miembros de la Unidad de Apoyo, que estuvieron a
Mozambique del 6 de marzo al 3 de abril, se encuentran bien,
«porque son muy buenos».
El contingente español fue uno de los primeros en desplazarse a
Mozambique, y el último en salir del país, a excepción del
procedente de Sudáfrica. Además, fue el único en instalar un
hospital en el lugar donde se hacinaban más de 80.000
desplazados.
Son muchas las anécdotas y los recuerdos. Una de ellas cuenta como, tras un aterrizaje en Maputo, cuatro niños del pueblo se colocaron delante del helicóptero Superpuma y realizaron una danza tribal de bienvenida; o bien aquella en que un policía que les había ayudado a contener a la población que quería subirse a los helicópteros, les pidió que le dejaran subir para ser evacuado. «Es una gente muy sufrida, muy buena, muy agradable, a pesar de la situación de desgracia y de las hambrunas, muy amistosa. La gente nos lo agradecía con el gesto», recordó el coronel Coll.