El vertido de cianuro en el río Tisza (Hungría) ha erradicado toda vida en un tramo de unos 400 kilómetros y su rehabilitación completa llevará décadas, denunció ayer el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Unos 100.000 metros cúbicos de agua contaminada con cianuro de la mina de oro rumano-australiana Aurul cayeron hace 15 días al río Szamos, a través del cual entró en Hungría y alcanzó el Tisza. Posteriormente, el vertido llegó a Yugoslavia por ese afluente, que desemboca en el Danubio.
El director de Conservación del WWF en Hungría, Gyorgy Gado, dijo que no se podrá conocer la extensión real del daño hasta que se realice un estudio en profundidad, lo que no será posible hasta primavera.
La organización ecológica instó a los gobiernos de Rumanía y Hungría a que proporcionen completo acceso y apoyo a especialistas para que evalúen el impacto medioambiental del vertido en los ríos de ambos países.
Más de 100 toneladas de peces muertos se han recogido de la superficie del río, pero se cree que muchas más pueden retirarse del fondo. Además de las especies directamente afectadas, hay un peligro para todas aquellas que se alimentan de otras que viven en el río, como las aves.