Los motivos por los que se ha concedido esta moratoria es la existencia de un gran número de vehículos antiguos, que no están preparados para funcionar con gasolina sin plomo. La directiva permite cinco años de prórroga, pero, según el Ejecutivo comunitario, «estos estados no han demostrado de una manera suficientemente convincente que una prohibición de la súper pueda crear graves dificultades socioeconómicas».
En cualquier caso, sí tienen claro que «queda mucho por hacer en estos países». La comisaria de Medio Ambiente, Margot Wallstroem, lamentó que en España, Italia y Grecia no se hayan realizado lo preparativos adecuados para hacer una transición hacia la gasolina ecológica sin sobresaltos».
La comisaria insistió en que no se trata de una decisión medioambiental, sino de «información correcta al consumidor». Además, se reconoce que en esos países «reina una difusa incertidumbre» sobre si los consumidores han sido o no correctamente informados.
Además, existen dudas sobre la preparación de los operadores del mercado para pasar de la gasolina súper a la gasolina sin plomo. Por eso se decidió finalmente autorizar a los tres países a comercializar gasolina con plomo durante dos años suplementarios, «para que tengan tiempo para introducir programas adecuados de información y para que se pongan en práctica medidas necesarias que permitan la retirada progresiva de la gasolina con plomo».
En este sentido, el director general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Luis Valero, indicó que «no será fácil» cumplir con los objetivos que marca la UE en el plazo establecido. En su opinión, es un calendario «muy exigente». En la actualidad se calcula que en España circulan 3'5 millones de vehículos que consumen gasolina súper, responsable del 80% de la contaminación producida por los automóviles. Además, un tercio de los automóviles del parque nacional tiene más de 10 años de antigüedad.