La Unión Europea se vé «actualmente amenazada por un incremento del racismo y de la xenofobia», según afirma en sus conclusiones el primer informe anual del Observatorio Europeo de Fenómenos Racistas y Xenófobos.
Este aumento de los fenómenos racistas toma «nuevas formas y nuevas formas de enmascararlos que se desarrollan en el lecho de la democracia», según el documento que subraya que ningún país de la Europa de los Quince está excluido».
El informe, que cubre el año 1998, hace balance de los diferentes países, registrando los comportamientos discriminatorios, los grupos estudiados, el estado de la opinión pública, las medidas de prevención y de represión y los proyectos en curso. El Observatorio revela que las estadísticas no permiten concluir que existe un fenómeno de «violencia masiva», pero subraya que el número de muertos, heridos y daños materiales causados por actos racistas sigue siendo «demasiado elevado».
El informe manifiesta su especial preocupación por el «desarrollo de un racismo rastrero, banalizado en la vida cotidiana». Estas «manifestaciones constantes de xenonofobia» no se traducen necesariamente en demandas de las víctimas o recursos jurídicos. Una comparación de las investigaciones del Eurobarómetro de 1989 y el de 1997 revela un aumento de las actitudes racistas y xenófobas y un desinterés de los medios políticos y del público.