La Mars Polar Lander y sus dos microsondas experimentales del Deep Space 2, llegadas el viernes a Marte, mantenían ayer su silencio haciendo temer al centro de control terrestre de Pasadena que la nueva misión de la Agencia Estadounidense había corrido el mismo destino que la sonda Mars Climate Orbiter, destruida hace dos meses por un error de cálculo en sus datos de aproximación al planeta rojo.
La jornada comenzó con una nota de optimismo en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena (California) donde se sigue la misión: la Mars Polar Lander, tras una quinta corrección de trayectoria, estaba «preparada para su entrada» en la atmósfera del planeta rojo, señaló un portavoz de la NASA. Tras un vuelo de once meses y un recorrido de 757 millones de kilómetros, la sonda descendió sobre Marte al tiempo que expulsaba las dos microsondas experimentales, Amundsen y Scott.
Sin embargo, momentos después se hizo el silencio en los receptores del centro de seguimiento de Pasadena y la decepción se instaló en el ánimo de los responsables de vuelo instalados en las dos salas de control de la Mars Polar Lander y del Deep Space 2. Pese a varios intentos continuados para entrar en contacto con los artefactos, los ingenios se mantuvieron mudos. Tanto la Mars Polar Lander como las dos microsondas tienen por misión encontrar agua en el subsuelo, lo que podría relanzar el debate sobre la posibilidad de encontrar formas de vida en el planeta rojo.