El pequeño Juan Urdangarín de Borbón tuvo ayer como primeras visitas las de sus abuelos, mientras que su madre, la infanta Cristina, descansaba tras su feliz alumbramiento, y su padre, el duque de Palma, recibía las innumerables felicitaciones que llegaban de todo el mundo. La Familia Real se reunió prácticamente en pleno alrededor del recién nacido en la clínica Teknon de Barcelona.
El Rey, a su llegada a la clínica a las tres de la tarde, se lamentó de haberse retrasado un poco debido a su programa de trabajo en Madrid "durante su visita al Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Acorazados número 1 del Ejército de Tierra, recibió unos divertidos patucos azules para su segundo nieto", y otro tanto le ocurrió a la futura madrina del niño, la infanta Elena, que cumplió en Sevilla con sus actividades oficiales.
También el príncipe de Asturias viajó a Barcelona a primera hora de la tarde, mientras que los abuelos paternos, Clara Liebaert y Juan María Urdangarín, pudieron conocer a su decimoquinto nieto a primera hora de la mañana.
El Rey, a su llegada, correspondió como mejor pudo a la avalancha de personas que deseaban darle la enhorabuena y, como la infanta y el bebé descansaban en ese momento, se sentó en la cafetería de la clínica a la mesa en la que almorzaban la Reina y el matrimonio Urdangarín Liebaert.