Los nueve fotógrafos y el motorista de prensa procesados por la muerte de Diana de Gales y su amigo Dodi Al-Fayed hace dos años en París se han librado de un juicio al ser ayer penalmente exculpados, pero no de las críticas por su comportamiento aquella noche en el túnel del Alma.
Los jueces instructores Hervé Stéphan y Marie-Christine Devidal archivaron ayer la causa contra los diez inculpados por homicidio involuntario y no asistencia a personas en peligro.
El multimillonario egipcio y padre de Dodi, Mohamed Al-Fayed, ha decidido recurrir el dictamen, anunció su abogado, Georges Kiejman, quien denunció las «contradicciones» del fallo y lo consideró «contrario» a la jurisprudencia francesa.
Al igual que hizo la Fiscalía el pasado día 17 en un extenso informe tras casi dos años de exhaustivas investigaciones, los dos magistrados llegaron a la conclusión de que el accidente no fue causado por un acto voluntario.
Se debió, dijeron, a que el conductor del vehículo "Henri Paul, que también murió en el accidente la noche del 30 al 31 de agosto de 1997", estaba ebrio y bajo los efectos de medicamentos «incompatibles» con el alcohol.
Por ello, no pudo controlar el vehículo "un Mercedes de gran cilindrada" cuando circulaba a «gran velocidad» en un tramo de carretera «difícil» y tuvo que evitar otro coche que circulaba en el mismo sentido pero a una velocidad inferior a la suya, dijeron.