Los recientes escándalos de los pollos con dioxinas y el de la «Coca-Cola» pusieron de relieve las carencias del control internacional en materia alimentaria, «agudizaron el descontrol español» y llevaron al ministro de Sanidad, José Manuel Romay, a prometer una Agencia de Seguridad, cuya creación reclaman ya los consumidores. El objetivo de esta agencia sería garantizar a los usuarios unas óptimas condiciones sanitarias de los alimentos que sirven en sus mesas; y la estrategia, articular redes de control que impliquen a las comunidades autónomas y garanticen la información entre éstas y el Gobierno central, coincidieron en señalar varias organizaciones de consumidores. «Y el resultado será "señalaron" que la salud de los consumidores esté, de una vez por todas, por encima de los intereses de las empresas».
Cuando las vacaciones tocan a su fin, asociaciones de consumidores como UCE, OCU, FACUA, CEACCU y UNAE, y la patronal de la industria alimentaria (FIAB) han recordado a Romay su promesa, a través de la revista «Ciudadano», que editan varias organizaciones. En esa publicación, las principales organizaciones que defienden a los consumidores españoles piden además la constitución «urgente» de una comisión parlamentaria que agilice la creación de la Agencia.