La mitad de las mujeres africanas, latinoamericanas o asiáticas que emigran a nuestro país lo hacen para trabajar y no como acompañantes «reagrupadas, económicamente inactivas y dependientes del migrante varón» como sucedía en otro tiempo, según un estudio del Instituto de la Mujer sobre «La migración hacia España de mujeres jefas de hogar».
De hecho, según este estudio, el 70 por ciento de ellas son solteras, viudas o divorciadas, lo que demuestra que migran con independencia del varón y no como acompañantes.
Tomando como referencia datos estadísticos de los ministerios de Trabajo e Interior, el estudio constata el paso de «un predominio de la migración de mujeres inactivas procedentes de países desarrollados, sobre todo de Europa, a una cada vez mayor representación de las corrientes femeninas de trabajadoras provenientes de países terceros, como América Latina, Africa y Asia».
La razón de esta feminización de la inmigración es, según los autores del informe, la creciente oferta de trabajo en el sector servicios, y más específicamente como empleadas de hogar.
Así, dos de cada tres (64 por ciento) de las extranjeras con permiso de trabajo en vigor trabajan en el servicio doméstico. Este aumento de la oferta española de empleo doméstico, según el estudio, se debe a una doble causa: «la mayor demanda en hogares de clase media donde la muerte se ha incorporado al mercado laboral y el rechazo a este tipo de empleo por las trabajadoras autóctonas, que buscan ocupaciones más cualificadas y mejor remuneradas, produciéndose un efecto de extranjerización del servicio doméstico».