Un 57 por ciento de los bocadillos de pollo dispensados en establecimientos de comida rápida especializados en bocadillos poseen bacterias indicadoras de una mala manipulación, aunque no suponen un riesgo para la salud, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que se publica en el último número de la revista especializada «Compra Maestra».
Las conclusiones del citado estudio, en el que se analizaron distintos productos de las cadenas más importantes de comida rápida, establece que sustituir alguna de las comidas del día por uno de los menús que ofrecen estos establecimientos no desequilibra la dieta, si no se abusa de esta práctica.
Todas las hamburguesas del análisis ofrecían una cantidad adecuada de carne, que era, en todos los casos de vacuno. No obstante, según la OCU, este tipo de alimento se trata de un producto desequilibrado para incluir habitualmente en la dieta, pues la mayor parte de las calorías proceden de las grasas.
La mayoría de las cadenas mantienen una pésima calidad desde el punto de vista de la salud del corazón en la grasa que utilizan para freír las patatas.
Pero, lo más relevante, según la OCU es que el grado de degradado del aceite que se utiliza para freírlas, es decir el número de veces que es reutilizado, empeora la calidad de este producto y hace que se puedan presentar riesgos potenciales para la salud.