El Papa Juan Pablo II pidió ayer la abolición de la pena de muerte en todo el mundo y afirmó que la violencia sin sentido y el abuso de la dignidad humana han nublado la felicidad de la temporada navideña para muchas personas.
La petición específica del Pontífice del fin de la pena de muerte en su mensaje de Navidad «Urbi et Orbi» (A la Ciudad y al Mundo) fue significativa, ya que ocurrió un mes antes de que viaje a Estados Unidos, donde la pena de muerte se aplica con regularidad.
En su mensaje, el Papa aboga por la detención de la producción y comercio de armas, la defensa de la vida humana, la protección del ambiente, el final de toda forma de explotación de menores y el freno a la mano ensangrentada de los responsables de genocidios y crímenes de guerra.
Ante miles de peregrinos, el Papa dirigió su mensaje al mundo desde el balcón central de la «loggia» de la basílica de san Pedro, para lo que se ha abierto un hueco en la gigantesca estructura metálica que cubre la fachada del templo, en fase de restauración.
Juan Pablo II repasó la actual situación en el mundo, tocando problemas políticos y situaciones sociales. Expresó su profundo deseo de que el anuncio de la Navidad «aliente a cuantos se esfuerzan por aliviar la situación penosa del Medio Oriente respetando los compromisos internacionales».