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El motor en Mallorca

Un ‘cuatro latas' digno de admirar

Antonio Ramírez, junto a su Renault 4 TL, que restauró durante seis meses y que dejó en perfecto estado. | M. À. Cañellas

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El Renault 4 o cuatro latas, como se le conocía en nuestro país en plan coloquial, fue un vehículo producido por el fabricante francés Renault con el objetivo claro de competir con el Citroën 2CV, que por aquel entonces era un icono en muchos países europeos. La producción se inició en 1961 y se prolongó hasta 1992; en nuestro país, además de competir con el 2 CV, también tuvo que hacerlo con el mítico Seat 600, que era el coche por excelencia de las familias españolas en la década de los sesenta.

En esta ocasión les presentamos un Renault 4 TL de 1984, propiedad de Antonio Ramírez, quien nos comenta que lo compró hace unos once años a un señor de Bunyola que lo había comprado para restaurarlo, pero que el final lo vio en tal mal estado que decidió dejarlo y desprenderse de él. El vehículo estaba tirado en una finca y cuando fueron a buscarlo no pudieron acercarse a él, ya que estaba lleno de nidos de avispas, por lo que tuvieron que fumigarlo para poder matarlas. Una vez solucionado el tema de los insectos, Ramírez fue a buscarlo y cuando lo vio el conductor de la grúa le dijo: «Toni, te costará más la grúa que lo que vale el coche».
Recordándolo, asegura que era cierto que el coche tenía mucho por hacer; durante seis meses trabajó todas las tardes para poder recuperarlo. Afortunadamente, no fue muy difícil, pues encontró las piezas que era necesario cambiar, algo que ahora empieza a escasear, porque se ha convertido en un modelo muy querido por los coleccionista, sobre todo desde que se sabe que el actual Papa tenía uno. El vehículo es de la tercera generación que la marca francesa sacó al mercado, ya que tiene cuatro marchas, a diferencia de las tres de la primera serie. Renault diseño el vehículo dotándolo de una mecánica pionera, con tracción delantera, suspensión a base de barras de torsión y refrigeración por sistema de circuito cerrado con vaso de expansión. Todo ello comportaba un diseño de carácter funcional muy diferente al de los Renault 4CV y los Renault Dauphine que, a la sazón, imperaban en la marca.

Antonio comenta que ya de joven, incluso antes de tener carnet de conducir, tuvo la oportunidad de conducir este modelo; era un coche que le encantaba y por ello, cuando tuvo la oportunidad de hacerse con uno, no lo dudó. En cuanto a su utilización, suele acudir a alguna concentración, pero poco más. También visita alguna feria, donde ha recibido ofertas para venderlo, aunque lo tiene claro: no está en venta.

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