La marca japonesa vuelve a contraatacar con este nuevo vehículo, que supone un paso adelante importante de Suzuki respecto al modelo anterior. Este cambio no sólo es desde el punto de vista estético (que ya lo es), sino que también se han mejorado aspectos tan importantes como la seguridad del vehículo (activa y pasiva) y en cuestión de conectividad, donde todas las marcas están dando ahora mismo el Do de pecho.
El S-Cross se puso a la venta por primera vez hace diez años, se llamó SX4 S-Cross, para posteriormente cambiar el nombre por el de S-Cross. Se trataba de un modelo a media camino entre un monovolumen pequeño y un SUV. Pero cada vez se ha ido hacia la segunda opción, que es lo que triunfa ahora. Ahora podríamos definirlo como un crossover que, como veremos, presenta un buen rendimiento en carretera y bastante bueno en caminos sin asfaltar.
Uno de los grandes cambios afecta a la estética. Hay que decir que el diseño de la parte delantera ha dado un vuelco espectacular al vehículo, ya que los faros de leds son muy atractivos gracias a las luces diurnas y a la nueva calandra delantera, también muy acertada. Como curiosidad, el Vitara no lleva aún luces de led y el S-Cross sí.
La parte posterior es un poco más previsible, muy parecida precisamente a la del Vitara, con faros multicolor, aunque las luces de led ayudan también a mejorar la estética de noche.
El propulsor que hemos probado es el 1.4 de gasolina turbo alimentado, que ya tuvimos la oportunidad de probar en el Vitara y que nos ha producido sensaciones un poco diferentes, pero también nos ha convencido en todos los aspectos.
Hay que decir que se nota que las dimensiones del S-Cross son un poco más grandes, lo que hace que el motor no dé tanta sensación de deportividad. Sin embargo, cuando necesitas motor para adelantar, no decepciona en absoluto. Por ello los 200 Km/h de velocidad máxima o los 9'5 segundos que tarda para acelerar de 0 a 100 Km/h son suficientes.
En la recuperación, el hecho de tener el turbo también ayuda, lo cual es importante. Los motores de gasolina han recuperado brío gracias a este elemento incorporado cada vez con mayor frecuencia.
El vehículo se puede encargar también con tracción a las cuatro ruedas, pero hay que decir que la unidad que hemos probado, que no la llevaba, ofrece un buen comportamiento en carretera, ya que en las curvas, aunque tienda a subvirar un poco, no pierde en ningún momento la estabilidad. Y en cuanto a su comportamiento en terrenos sin asfaltar, tampoco lo hace nada mal, ya que el ser un vehículo bastante alto le ayuda bastante en este sentido.
Otro de los ámbitos que ha recibido cambios importantes es el del interior, donde las calidades se han visto mejoradas ostensiblemente, además de los elementos que afectan a la seguridad, hasta el punto de contar con el sistema de freno automático en el caso de que se detecte una colisión inminente. El marcador ofrece una distribución clásica, con agujas, y en la parte central dispone de una pantalla muy útil donde se da información importante al conductor. Si es información urgente o importante se expresa en color rojo.
La consola central es muy «limpia», con una pantalla de 7” táctil a color, donde se pueden manejar muchos elementos de la configuración del vehículo, además de poder disponer de navegador o del Carplay. En la parte inferior se encuentra el práctico climatizador bizona.
Las plazas posteriores son bastante amplias, de las mejores de su categoría, lo cual hace que tres personas puedan viajar sin estrecheces, además de poder disponer de un maletero de 440 litros, que es más que suficiente para un vehículo de sus características.