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Volvo V40 Cross Country

El confort como gran baza. | Miquel Àngel Llabrés

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Aunque la marca Premium Volvo ha estado siempre asociada con Suecia, ya que en Gotemborg fue donde tuvo su sede la fábrica desde el año 1927, año de su fundación, en 1999 fue adquirida por la marca americana Ford que, en 2010 la vendió a una empresa china, que es la que fabrica actualmente la gama Volvo.

A pesar de todos estos cambios, el fabricante nórdico ha mantenido el estándar de calidad para ofrecer a sus clientes vehículos con materiales de primer orden, además de mantener el sello Volvo en cuanto a seguridad, que es una de las grandes virtudes de sus modelos, cosa que los hace más que interesantes.

La primera versión del V40 se empezó a vender en el año 1996, que fue producida conjuntamente con el fabricante japonés Mitsubishi, ya que compartía plataforma con el Carisma.

Esta versión Cross Country que mostramos hoy ya forma parte de la tercera generación del modelo, que empezó a producirse en el año 2012 y que se distingue exteriormente de la berlina normal por el diseño de las fascias y las protecciones en la parte baja. El habitáculo, por su parte, está situado 40 mm más alto que en el V40 normal.

A pesar de haberle dado una cierta apariencia de vehículo capaz de circular por terrenos sin asfaltar, tampoco se le puede pedir mucho más, aunque el tema de la altura juega bastante a su favor.

MOTOR
El motor que monta esta variante es el D3, un propulsor de cuatro cilindros, de 2.0 litros, que cuenta con una potencia máxima de 150 a 3.750 rpm. La unidad que hemos probado contaba, además, con cambio de marchas automático de seis velocidades.

Las prestaciones que nos ha proporcionado este vehículo nos han sorprendido agradablemente, ya que pese a no tener una aceleración totalmente enérgica, sí que el vehículo empuja de forma constante, sin brusquedades de ningún tipo.

Los diferentes modos de conducción –Elegance, Eco y Performance– permiten tener prácticamente tres coches en uno, aunque en otros vehícuos se nota más el cambio de comportamiento; en el Volvo V40, no tanto. En los tres modos de conducción cuando se acelera, el motor responde con celeridad, lo cual se agradece sobre todo a la hora de adelantar, que es cuando se necesita potencia máxima.

El comportamiento en carretera es curioso, ya que se nota que la marca ha primado la comodidad de sus ocupantes con una suspensión que absorbe perfectamente las irregularidades y tendente a tener juego en los tramos virados. Pero cuando intentas hacer una curva cerrada a mayor velocidad, el V40 no se «amedrenta» en absoluto, sino que la traza sin tener que corregir la dirección.

INTERIOR
El interior del Volvo es en parte la manifestación de que se mantiene en algún aspecto fiel a sus orígenes. Esto se nota de forma clara en la cantidad de botones que se disponen en la consola central, donde se encuentran los botones de los números del teléfono, la climatización, la radio....Aunque en la parte superior hay una pantalla no táctil, no de generosas dimensiones, que le confiere una mayor modernidad.

El marcador sí que es totalmente moderno (quizá demasiado), ya que hay una ausencia total de relojes analógicos, que han sido sustituidos por una modernísima pantalla TFT, que varía de configuración dependiendo del modo de conducción utilizado, incluso la información ofrecida en cada caso.

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