Miguel Ángel Cirer no es un coleccionista al uso, simplemente se hace con los coches que le traen recuerdos de su infancia y que de alguna manera han caído en sus manos sin tener que hacer grandes desembolsos. Éste es el caso del Renault 4 que nos presenta en esta ocasión y que se trata de un coche que se lo compró a un tío de su padre hace unos cinco años y al que ha tenido que dedicarle muchas horas de trabajo, ya que estaba en unas condiciones pésimas de conservación. «Ha habido –explica Miguel Ángel– mucho trabajo de chapa y de mecánica. El coche salió ardiendo por un problema en el cableado y por tanto se ha tenido que reconstruir por completo, han sido muchas horas, pero la final ha valido la pena el resultado.
También la chapa presentaba un aspecto realmente lamentable, sobre todo el capó, que estaba totalmente como si un elefante le hubiera pasado por encima; devolverlo a su estado natural no ha sido fácil. También le he tenido que hacer algunas más reformas, pero el resultado es óptimo y ha quedado para poder utilizarlo con regularidad». «Es un vehículo que me gusta conducir, –añade– ya que de pequeño me gustaba y la verdad es que estoy contento con tenerlo en mi colección».
Otro aspecto a destacar de este coche son las llantas originales de tres agujeros: «No es fácil encontrarlas en la actualidad –dice– y muchos de los coches que se pueden ver hoy por la carretera no tienen este tipo de llantas. Fue una buen adquisición que realza el vehículo».
Miguel Ángel busca vehículos que veía circular cuando era pequeño, como el Citroën 2V, el Mehari o este Renault 4, además es un gran aficionado a la mecánica y realiza, junto con un compañero, todo el trabajo que necesitan los vehículos para dejarlos en su estado original o para conservarlos y disfrutarlos. Hablando con él, medio en broma, afirma que ahora la gustaría hacerse con un Seat 600 para completar el circo de coches que han marcado una época en nuestro país y que ha sido muy populares entre las familias.