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Citroën C4 Cactus

La marca francesa apuesta por un vehículo con unas características muy diferentes a las que tienen los automóviles de la competencia

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Una gran campaña de marketing, un producto innovador y una muy buena relación calidad-precio son los tres grandes argumentos –y muy probablemente en este orden– que están llevando al nuevo C4 Cactus a ser uno de los coches más demandados en este momento.

La marca francesa ha apostado en esta ocasión, como ya hizo en décadas anteriores, por hacer un vehículo muy distinto a los que ponen a la venta las marcas de la competencia, lo cual en algunas ocasiones conduce al éxito y en otras al fracaso más absoluto. En este caso, por la demanda inicial, parece claro que Citroën ha acertado.

Estéticamente, como ya hemos dicho antes, se trata de un vehículo muy «diferente», que destaca a simple vista por tener unos faros delanteros muy parecidos a los del nuevo C4 Picasso, divididos en dos partes totalmente diferenciadas (leds y faros en sí), lo cual le aporta un toque futurista muy interesante.

Otro hecho diferencial es que las molduras laterales ocupen prácticamente todos los laterales de las puertas y de la parte posterior, con lo que se evitan los molestos arañazos de las puertas que afean el vehículo en poco tiempo.

En la parte posterior, los faros son bastante simples, pero quedan en segundo plano por el volumen de plástico utilizado en las molduras. Todo en sí tiene un cierto aspecto de todoterreno, aunque no es un coche excesivamente alto ni con un comportamiento como tal.

MOTOR
En cuanto al propulsor, las motorizaciones iniciales para este modelo son los 1.6 diésel de 92 y 100 CV y el 1.2 de gasolina de 82 CV, que es el que hemos probado nosotros. En general son motores de poca potencia, pero que cumplen con su función.

Este 1.2 de 82 CV es un poco justo para un coche de estas dimensiones y peso. La aceleración del vehículo es un poco lenta, ya que tarda casi 13 segundos para pasar de 0 a 100 km/h; en la recuperación las cifras no son mucho mejores, aunque a la hora de adelantar la verdad es que se muestra más ágil de lo que puede parecer a priori.

El consumo de este motor es bastante bajo; la marca publica una cifra de 4'6 litros en un ciclo combinado y nosotros hemos conseguido unos 6 litros sin llevar una conducción demasiado alegre. La verdad es que aumenta bastante el consumo cuando pasas de los 100 km/h.

El comportamiento en carretera nos ha sorprendido en positivo, ya que si bien tiende a subvirar en algunas curvas, se pueden trazar a velocidad elevada sin que el vehículo pierda en ningún caso la dirección propuesta.

INTERIOR
El interior es otro de los apartados en los que la publicidad hace mucho énfasis en cuanto a su innovación, aunque cuando cruzas la puerta te das cuenta de que no es para tanto.

Del marcador destaca la simplicidad, ya que la información que ofrece al conductor es la de la velocidad y cuándo conviene cambiar de marcha (Shift) que, por cierto, es muy preciso. La consola central (que prácticamente no existe) viene marcada por una pantalla de grandes dimensiones, táctil, en la que se da una información básica del coche, aunque por ejemplo el ordenador de abordo es muy completo. Las calidades son bastante dignas, aunque los plásticos están muy presentes en el interior del vehículo.

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