Esta ya es la novena generación de este popular modelo japonés y, aunque evidentemente ha experimentado grandes cambios desde que se pusiera a la venta en 1972 su primera versión, mantiene el mismo espíritu de coche del segmento C de gran calidad, con una gran tecnología y con una fiabilidad mecánica fuera de toda duda.
Estéticamente, el Civic continúa en la misma onda de la generación precedente, con una línea muy moderna y agresiva. La parte delantera destaca por tener un frontal puntiagudo, por lo que cuenta con unos faros muy rasgados, al más puro estilo japonés. Los parachoques son voluminosos y en la parte inferior dispone de los faros antiniebla y de las luces diurnas.
La parte posterior es también bastante futurista, con unos faros que sobresalen del conjunto con una banda roja que cruza el ancho del vehículo, que dificulta un poco la visión posterior, aunque menos que en la versión anterior. Las puertas posteriores tienen la maneta escondida, lo que favorece la estética deportiva del Civic.
El propulsor que hemos probado es el 1.4 i-VTEC de 100 CV, que se queda un poco corto, sobre todo cuando conducimos el vehículo con el sistema ECON activado, que es una función que ayuda a que el vehículo tenga un menor consumo.
La aceleración del vehículo es donde se nota esta falta de potencia, ya que tarda bastante en ponerse de 0 a 100 Km/h, un poco más de 13 segundos, y en la recuperación también le cuesta un poco volver a coger vueltas. Esto es debido a que las marchas son bastante largas. Estas prestaciones justitas se ven recompensadas por un consumo combinado adecuado, con unos 5,5 litros a los 100 Km (nosotros hemos conseguido 6,2) y por un confort de marcha muy bueno, ya que no hace prácticamente ruido. Tal vez el 1.8 de gasolina tiene unas prestaciones mayores, pero el precio es mayor y el consumo también es más elevado.
INTERIOR
El interior es uno de los elementos que sorprende más del vehículo en prácticamente todos los aspectos. La parte posterior destaca por tener mucho espacio para las piernas, bastante más que el resto de vehículos de su segmento. La parte anterior cuenta con un aspecto muy futurista, con la instrumentación dividida en dos niveles, parte digital arriba y analógica abajo, que no es una molestia, aunque quizá sería más práctica con las dos del mismo tipo. En el cuadro de instrumentos hay una pequeña pantalla donde se encuentra la información del ordenador de abordo y se refleja la visión posterior del vehículo al poner la marcha atrás. La consola central cuenta con los mandos de la radio y con los del climatizador bizona, que son de fácil manejo.
Otro aspecto a resaltar es la capacidad del maletero (624 litros); si bien no es mucho más ancho que la mayoría de vehículos del segmento C, sí que sorprende gratamente la profundidad con la que cuenta, que permite poner dentro muchísima carga, con un doble fondo muy práctico también. Cuando se abaten los asientos el volumen que queda también es realmente de un vehículo de mayores dimensiones.