El relato de los pocos okupas que quedan en el interior del edificio Neptuno II, en el complejo Bellevue del Port d'Alcúdia, a pocas horas de su desalojo final ofrece un paisaje que invita a la reflexión y pone en tela de juicio la actuación de la empresa de desokupación contratada por la propiedad. Es el caso de Mohamed, quien este lunes al salir del bloque aseguraba que a finales de la semana pasada fue agredido por los desokupas. «Quise entrar a recoger mis cosas, especialmente cuchillos y herramientas de cocinero que necesito para trabajar y que tenía en el apartamento. Me dijeron que no podía entrar y cuando quise hacerlo, uno de ellos me empujó y caí escaleras para abajo». El denunciante muestra las imágenes grabadas por otros okupas dentro del bloque y añade que «nos amenazaron de que si estas imágenes salen a la luz, las cosas se pondrían muy feas».
Rocío, otra de las resistentes que amaneció este lunes en el Neptuno II, lamenta que «cuando ocurrió esto -en referencia a la agresión a Mohamed- llamamos a la policía y aquí no vino nadie, sólo una ambulancia», señala mientras muestra fotos de Mohamed siendo atendido por el personal sanitario.
Junto con Cristina, otra de las madres de familia que aún no había abandonado el edificio en la mañana del lunes, a pocas horas del fin del ultimátum (que se adelantó a las cuatro de la tarde), asegura que el viernes firmaron el documento para abandonar el edificio «bajo coacciones. Nos han dicho que nos pueden quitar la custodia de nuestros hijos», refieren.
Antonio fue uno de los primeros en abandonar voluntariamente el apartamento que ocupaba en el complejo Bellevue. Y no puede evitar las lágrimas al verse en la calle. «Vine aquí desde Alicante porque mi hijo me dijo que había estos pisos y podía estar con ellos. Mi hija, que vive aquí con dos niños, lleva días sin dormir al no saber dónde va a ir ahora», asegura. Junto a él se encuentra su nuera, Cristina, quien lamenta que está «recién operada de cáncer y tengo que salir de malas maneras». Ambos relatan que «incluso teniendo tres salarios, no encontramos piso para irnos juntos porque nadie te lo alquila, o te piden una fortuna», reconoce resignada. Cristina dice que aceptará la oferta del Ajuntament d'Alcúdia para ir un mes a un hostal, «pero tienen pisos vacíos en el edificio Mississipi y no nos los quieren dar», asegura.
Desde el Ajuntament d'Alcúdia se señala que «efectivamente, hay dos pisos para situaciones urgentes, uno de ellos okupado y el otro, inhabitable porque también estuvo okupado y lo dejaron muy mal», aunque pese a ello han hecho un esfuerzo para que estas familias vulnerables no se queden en la calle y tengan un margen de tiempo para encontrar una alternativa.