El mirador de es Colomer, con sus 232 metros de altura y su privilegiada panorámica sobre la parte norte de la Tramuntana y el mar Mediterráneo, es uno de los puntos de Mallorca más conocidos y concurridos, especialmente en verano, cuando numerosos turistas se agolpan en la zona para disfrutar de sus vistas. Al parecer, y según denuncian los propios ciudadanos, se ha puesto de moda una triste tendencia.
En algunos lugares, para dejar constancia de su paso, muchas personas colocan candados. En es Colomer, cerca de Formentor (Pollença) es diferente. En sus rejas se acumulan residuos que componen una triste estampa en lo que debiera ser uno de los lugares más bellos de Mallorca. «Aquí nada de candados, directamente compresas, preservativos y basura» lamenta el dibujante de historietas e ilustrador mallorquín Bartolomé Seguí.
En una publicación en X, antiguamente Twitter, Seguí ha compartido este sábado dos fotografías de este enclave que «en la mayor parte del año está copado por turistas». «Es triste ver la adaptación para recibir masas de gente, y asquerosa la manía de querer dejar nuestra huella por todas partes» resume desesperanzado.