Una sombrilla, dos hamacas y dos sillas dan forma al polémico solárium instalado en la costa del Port d'Andratx, donde la pavimentación de las rocas por parte de unos vecinos eleva la controversia sobre la privatización de la primera línea del litoral. El cierre de un acceso al mar desde la calle entre el puerto y La Mola ha sorprendido a bañistas, que también han visto como el cemento se ha expandido en un espacio que ha alterado su imagen habitual para dar paso a una zona con la apariencia de uso privado.
El Camí de Sant Carles del Port d'Andratx cuenta con varios puntos desde los que se podía acceder al mar, pero uno de ellos ha dejado de ser accesible este verano. El paso habitual entre dos chalets ya no permite el tránsito de personas y el acceso por el que muchos bajaban a disfrutar de un mar se encuentra cerrado. Una barrera con brezo y el cartel de 'Propiedad Privada' impiden el paso bajo la vigilancia de una cámara de seguridad. Los usuarios lamentan la prohibición del tránsito de personas por un lugar que históricamente estaba abierto al público, pero lo cierto es que según fuentes del consistorio 'andritxol' «no hay objeto de cesiones». Existía en este lugar una servidumbre de acceso al mar, pero el cambio de planeamiento urbanístico propició que dejara de serlo y que dependiera de la voluntad de los propietarios permitir el paso.
Más polémica resulta la privatización a la que los vecinos habrían sometido la primera línea del litoral colocando mobiliario para su uso particular. No sólo se encuentran a escasos metros del mar una sombrilla clavada y tumbonas sino que también se ha renovado el pavimento sobre las rocas con una escalera que facilita el acceso desde las viviendas a una plataforma en la que la colocación de cemento también ha hecho que cayeran al mar algunos desechos de la obra.
En la dirección general de Costas y Litoral de la conselleria del Mar i Cicle de l'Aigua consta que la plataforma con tumbonas tiene una concesión extinta el 14 de diciembre de 1992 para la construcción de un solárium y una escalera de acceso. Para realizar obras los propietarios deberían tener concesión y haberlas comunicado al departamento dependiente del Govern, pero, al no tener concesión, ahora la potestad sancionadora sería de Demarcación de Costas.
Los vecinos se han procurado un lugar privilegiado para disfrutar de un espacio que, según la normativa vigente, no podían alterar y que, además, es abierta al público. La presunta infracción urbanística ha generado malestar en los usuarios que han comprobado como su zona habitual de baño parece convertirse en una extensión de los chalets con acceso directo al mar.