Desde la detección del primer caso de Xylella en Mallorca en 2016, la afectación en los campos de almendros ha sido muy significativa. Tanto es así que desde la organización agraria Asaja estiman que en casi una década se ha perdido el 60 % de la producción.
El técnico de Asaja Xisco Salvà explica que en 2015 la producción de almendra en cáscara era de 7.360 toneladas, mientras que en 2022 se contabilizaron 2.982 toneladas, unas cifras similares a las que se esperan recoger durante esta campaña de verano con unas 2.700 toneladas estimadas (un 22 % más que en 2023).
Los datos ponen de manifiesto el retroceso del cultivo de almendro en Mallorca ligado, principalmente, a que las plantaciones son muy viejas y que parte de ellas han sufrido las consecuencias de temida bacteria. «A ello también le debemos añadir los efectos del cambio climático que están afectado variedades de floración temprana», señala Salvà.
Las ayudas públicas han paliado que este retroceso no sea todavía más acusado. Prueba de ello son las subvenciones que ha recibido el sector para las replantaciones. Este miércoles durante la reunión de la Mesa del Fruit Sec, la Conselleria d'Agricultura anunció que las ayudas asociadas a la almendra y la algarroba llegarán a los 1,5 millones de euros. Ello se debe a las modificaciones incorporadas en los decretos del Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PEPAC) 2023-2027, que declara a toda la región insular de las Illes Balears como territorio de secano árido. «El objetivo de estas ayudas es evitar el abandono de estos cultivos en áreas con riesgo de desertificación. Desde la Conselleria tenemos muy claro que la producción de los frutos secos es un sector agrario estratégico para las Illes», señaló el conseller Joan Simonet durante la reunión. Así, a partir del año 2025 el importe medio a recibir por hectárea será de 120 euros, hasta un máximo de 133,55 euros.